Los últimos días has andado pensando si realmente fuiste llamado, para eso que tanto te apasiona o si realmente no. A tú mente han venido muchos pensamientos que te quieren llevar a pensar que esto no es lo tuyo.
Te has sentido mal, hay una inconformidad rondando tu corazón, han sido días en los cuales se te ha visto muy pensativo y poco a poco la sonrisa de tu boca se ha estado borrando.
Quizá quisieras ver mejores resultados en lo que haces, a veces quisieras que las cosas fueran diferentes a como son actualmente; no ver lo que te gustaría ver te hace pensar también que quizá no fuiste llamado para esto.
Durante días has andado en tu mente la intención de renunciar a esto que en su momento fue uno de tus mayores logros, a pesar que no quisieras hacerlo, hay algo que te está impulsando a renunciar y dejar a un lado lo que tantas alegrías te ha dado.
Mientras ni siquiera lo esperabas, Dios te trajo acá, quito todo prejuicio de tu mente y corazón, dispuso todo tu ser para ser receptible a un mensaje tan sencillo, pero a la vez profundo porque quedara marcado en tu corazón, Él te dice este día:
Mientras ni siquiera lo esperabas, Dios te trajo acá, quito todo prejuicio de tu mente y corazón, dispuso todo tu ser para ser receptible a un mensaje tan sencillo, pero a la vez profundo porque quedara marcado en tu corazón, Él te dice este día:
¿Por qué dudas de tu llamado?, ¿Por qué quieres renunciar?, ¿Por qué tirar la toalla ahora?, ¿Acaso no fue Dios mismo quien te llamo y te puso allí?, ¿Te duele las críticas?, ¿No ves los resultados que quisieras ver?, ¡Descansa!, porque Dios te quiere recordar algo importante: