Nuestro estilo de vida como creyentes

Todos los hijos  y no hijos de Dios deberíamos tener propósitos cada día, hacernos planes y trazarnos metas por alcanzar a lo largo del año.

Dios tiene planes establecidos para cada uno de nosotros, todos ellos se pueden cumplir a corto, mediano, largo plazo; o nunca llegar a cumplirse, todos dependerá de nuestro estilo de vida que tengamos para con él en nuestro diario vivir.  Dentro de los requisitos para que nuestro Señor cumpla sus propóstios en nosotros deberíamos considerar 4 muy importantes:

Uno de los mandamientos del Señor es que nuestra luz brille en medio de toda persona, y así poder dar fruto que glorifique a nuestro Dios.  El Espíritu Santo de Dios debe ponerse de manifiesto en los frutos que demos.

Si hemos nacido de nuevo como hijos suyos, entonces debemos glorificarlo con nuestras acciones, de obediencia, de mansedumbre, de sanidad, de pureza, de buen testimonio y sobretodo de mucha fe:

En esto como su guía o maestro lo hace.  Nuestro Señor es nuestro Maestro perfecto al cual debemos seguir, pero dando esos frutos que él quiere que debemos como hijos suyos.

Imitar el Caracter de Cristo: Cuando Pablo llego a Corinto lo primero que le dijo a la gente fue: Sigan mi ejemplo porque ese sigo yo de mi Padre. Pero el Apóstol Pablo no era un tipo arrogante, ni soberbio ni mucho menos se creía una persona intachable:

Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. (1ª. Cor. 11:1) La mejor manera de tener un estilo de vida de acuerdo a Cristo es guiando a los demás que no conocen del Señor, con nuestro testimonio, que la gente pueda ver el carácter de Cristo en nosotros; en amor, paciencia, benignidad, bondad, en humildad, sencillez, sin arrogancias, y sobretodo siendo ayudador en todo y siendo un digno ejemplo de cómo Cristo ha cambiado nuestras vidas. Eso es lo que Pablo hacia y de esa manera les mostraba a un Jesús en el cual podían confiar.

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